Divorciados vueltos a casar, nuevos modelos de familia, homosexualidad, pastoral familiar… son temas que están especialmente presentes estos días en los que se celebra el sínodo sobre la familia. Se han celebrado 27 sínodos desde el fin del Concilio Vaticano II, pero seguramente ninguno haya estado tan presente en los medios, sino que quedaban más bien para los miembros de la jerarquía o para los especialistas en temas eclesiásticos. De este parece que nos enteramos más.
Es verdad que todo lo que hace el Papa Francisco tiene más eco, pero además esta es la primera vez que en lugar de preguntar solo a los obispos, el Papa ha querido que se consulte a todas las personas que formamos la Iglesia, aunque lamentablemente no en todas partes se ha logrado. Al ser la familia el tema central parece que a todos nos toca más de cerca, pues todos conocemos familias que se sienten juzgadas o no acogidas por la Iglesia: por ser fruto de un segundo matrimonio, porque los hijos los son de madre soltera, por estar formadas por parejas homosexuales, etc. Y por eso estamos expectantes a ver qué “sale” de este sínodo.
La Iglesia puede jugar un papel esencial en nuestro tiempo apoyando y acompañando a las familias, defendiendo su valor tan crucial para toda la humanidad. Además, las familias son las células que forman la Iglesia, donde se empieza a vivir la fe. Los retos sobre la mesa del sínodo no son pequeños, por eso debemos apoyar, animar y orar por los que tienen en sus manos tanta responsabilidad, para que se dejen iluminar por el evangelio más allá de normas esclerotizadas, para que la acogida y el acompañamiento ganen al juicio y la condena y para que el sínodo ayude a que nadie se pueda sentir excluido de la gran familia que somos la Iglesia.
Estamos todos invitados a compartir en los comentarios nuestras esperanzas para el sínodo.
Javier Montes sj
pastoralsj
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