martes, 7 de octubre de 2014

Adolfo Nicolás: «Puede haber más amor cristiano en una unión irregular que en una pareja casada por la Iglesia»


«Puede haber más amor cristiano en una unión canónicamente irregular que en una pareja casada por la Iglesia». El padre Adolfo Nicolás, superior general de los jesuitas, atraviesa a pie la entrada vaticana del “Petriano” con un portafolio negro en la mano. Se lee el lema de los jesuitas escrito en árabe: “Para mayor gloria de Dios”. El llamado “papa negro”, que guía a 18 mil religiosos de 112 naciones, cree que «el Sínodo está completando el Concilio».

¿Será actualizada la moral familiar?

La discusión, libre y franca, se está dirigiendo hacia un cambio, la adecuación pastoral a la realidad de los tiempos de hoy. Es un signo histórico, porque en estos años ha habido fuerzas que han tratado de hacer retroceder a la Iglesia con respecto a la gran estación conciliar.


Y, ¿en cuanto a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar?

No se puede impedir que el Sínodo discuta al respecto, como habrían querido algunos. Los obispos no fueron convocados para insistir en ideas abstractas a golpes de doctrina, sino para buscar soluciones a cuestiones concretas. Es muy significativo que el Papa y muchos padres sinodales hayan hecho referencia en sus intervenciones a los textos del Concilio. También el cardenal Martini, hasta el final de sus días, esperaba que la que se expresara fuera esa Iglesia que escucha.


Los “conservadores” dicen que la doctrina está en peligro…

No es correcto absolutizar. Por ejemplo, el caso de las uniones de hecho. No quiere decir que si existe un defecto todo esté mal. Es más, hay algo bueno en donde no se daña al prójimo. Francisco ha insistido al respecto: “Todos somos pecadores”. Hay que alimentar la vida en todos los ámbitos. Nuestra tarea es acercar a la gente a la gracia, y no rechazarla con preceptos. Para nosotros, los jesuitas, es una práctica cotidiana. Lo sabe muy bien la Inquisición.


¿Cómo?

Nuestro fundador, San Ignacio de Loyola, fue sometido ocho veces al examen de la Inquisición después de haber hablado de escuchar al Espíritu. Entonces, como ahora, para nosotros cuenta más el Espíritu, porque viene de Dios con respecto a las reglas y a las normas, que, en cambio, vienen de los hombres. Lo que necesitan la moral familiar y sexual es dulzura y fraternidad. No se trata de dividir, sino de armonizar. No se puede evangelizar a las personas a golpe de Evangelio. Solo la decisión de concentrarse en Cristo nos salva de estériles disputas, de las controversias ideológicas abstractas. Las lagunas y las imperfecciones no invalidan la entereza de la evolución de la familia en la sociedad de las últimas décadas. Si hay algo negativo, no significa necesariamente que todo sea negativo.

Vatican Insider

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