Hoy unimos la oración de la mañana con la Eucaristía final de MAGIS 2016. Tras la homilía habrá tiempo para orar la Palabra de Dios. Hemos ajustado la primera lectura a nuestro itinerario espiritual de estos nueve días acompañando a María; de modo que la lectura escogida es la de Pentecostés.
BIBLIA
Cuando llegaron, subieron al piso superior donde se alojaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Zelota y Judas de Santiago. Todos ellos, con algunas mujeres, la madre de Jesús y sus hermanos, persistían unánimes en la oración. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, repartidas y posadas sobre cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les permitía expresarse. Residían entonces en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todos los países del mundo. Al oírse el ruido, se reunió una multitud, y estaban asombrados porque cada uno oía a los apóstoles hablando en su propio idioma. Fuera de sí por el asombro, comentaban: “¿No son todos los que hablan galileos? ¿Pues cómo los oímos cada uno en nuestra lengua nativa? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y los distritos de Libia junto a Cirene, romanos residentes, judíos y prosélitos, cretenses y árabes: todos los oímos contar, en nuestras lenguas, las maravillas de Dios”. Fuera de sí y perplejos, comentaban: “¿Qué significa esto?” Otros se burlaban diciendo: “Están bebidos”. (Hch 1,13-14.2,1-13)
ORACIÓN
En Nazaret, el Espíritu descendió sobre María y Jesús se encarnó en su seno. María se llenó de la presencia de Dios. Esta presencia, fruto del Espíritu, también la sintió Isabel. En la estancia superior, María esperaba el descenso del Espíritu Santo junto a los apóstoles. Cuando lo recibieron, todos quedaron llenos de la presencia de Dios, como María. Se convirtieron en el Cuerpo de Cristo para el mundo: la Iglesia. Gracias al Espíritu fueron capaces de hablar en lenguas, es decir, de comunicar la vida, muerte y resurrección de Jesús de tal modo que movían los corazones de quienes los oían y les abrían a la gracia de la salvación.
Ayer, en la oración de la mañana, acogíamos a María en nuestra casa. Hoy le pedimos que interceda para que se dé la novedad de Pentecostés en nosotros y los nuestros, en el Papa Francisco y en todos lo que nos juntamos en Cracovia esta Jornada Mundial de la Juventud, en la Iglesia y en todo el mundo.
Finaliza el silencio con el himno al Espíritu Santo.
Ayer, en la oración de la mañana, acogíamos a María en nuestra casa. Hoy le pedimos que interceda para que se dé la novedad de Pentecostés en nosotros y los nuestros, en el Papa Francisco y en todos lo que nos juntamos en Cracovia esta Jornada Mundial de la Juventud, en la Iglesia y en todo el mundo.
Finaliza el silencio con el himno al Espíritu Santo.
PAPA FRANCISCO
«La Palabra de Dios nos enseña que “la felicidad está más en dar que en recibir” (Hch 20,35). Precisamente por este motivo la quinta Bienaventuranza declara felices a los misericordiosos. Sabemos que es el Señor quien nos ha amado primero. Pero sólo seremos de verdad bienaventurados, felices, cuando entremos en la lógica divina del don, del amor gratuito, si descubrimos que Dios nos ha amado infinitamente para hacernos capaces de amar como Él, sin medida.»
MAGIS
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