En la homilía de la Misa en Santa Marta, el llamado del Papa: «Jesús no necesita ejércitos para derrotar a los demonios»
MICHELANGELO NASCAROMA
La «luz» es la imagen principal que distingue la esencia del cristianismo, además de explicarla claramente. La esencia del mundo, en cambio, tiene una luz engañosa y muy diferente. Papa Francisco partió de este criterio teológico para dictar su segunda reflexión (tras la breve pausa estiva) en la capilla de la Casa Santa Marta.
Podemos conocer todo, afirma el Pontífice en el texto que difundió la Radio Vaticana, podremos tener ciencias sobre todo y arrojar luz sobre las cosas, «pero la luz de Jesús es otra cosa. No es una luz de la ignorancia, ¡no! Es una luz de sabiduría, pero es muy otra cosa con respecto a la luz del mundo. La luz que nos ofrece el mundo es una luz artificial, acaso fuerte (pero es más fuerte la de Jesús, ¿eh?), fuerte como un fuego de artificio, como el flash de una foto. En cambio, la luz de Jesús es una luz mansa, es una luz tranquila, una luz llena de paz; es como la luz en la noche de Navidad, sin pretensiones»...
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