¿No hay un espacio sagrado?
Un informe reciente indicaba que en el mundo de hoy no tenemos un espacio sagrado, debido al empleo exagerado de la tecnología digital. La dependencia de “estar conectado” está en aumento, incluso en los niños. Una madre de familia describe cómo le quitó el iPad a su hijo una noche, lo que le produjo a éste “un absoluto colapso”. Lo primero que el niño hizo en la mañana siguiente, fue buscar su iPad y usarlo todo el día. Pero el niño podía estar sólo imitando a sus padres, los que se sienten “dejados de lado” si no están respondiendo los interminables llamados que reciben por internet.
Para librarnos del trastorno del uso de internet, necesitamos disciplina. Ella nos ayudaría a cuidar los espacios sagrados en nuestras vidas. Nuestro Espacio Sagrado ¡hace justo eso! San Pablo insiste que Dios es “generoso” (2 Corintios 9:8), por lo que nunca lamentaremos el tiempo que dediquemos a la oración y la reflexión de las cosas de Dios.
Para permanecer vivos y crecer hasta el fondo, necesitamos preservar un espacio abierto, vacío y silencioso, el cual sólo la Palabra de Dios puede llenar. Jesús estaba muy consciente de esto. Como Él dijo: “No sólo de pan vive el hombre, sino que de toda palabra de sale de la boca del Señor” (Mateo 4:4, del Deuteronomio 8:3). En nuestra permanencia en Espacio Sagrado, la voz del Espíritu Bueno nos hablará. En el fondo de nuestros corazones el Señor espera – qué? Dios espera “ser clemente con nosotros” (Isaías 30:18). Es así como el amor divino se enciende en nosotras/os, nos enriquece e irradia hacia los demás.
Brian Grogan SJ
Espacio Sagrado
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