y del Papa-estrella
Unos oyen sólo la música. Otros se alimentan de música y letra
El Papa ha logrado que el pueblo católico,
tantos años cabizbajo, levante la cabeza
(José Manuel Vidal, Rio de Janeiro).- De la playa del culto al cuerpo a la playa del culto a dios. Copacabana cambió por unas horas y, quizás, por unos días su aspecto y su finalidad: de la exhibición de la carne al orgullo de la fe, encarnada por la estrella de Dios, el papa Francisco.
El Papa argentino seduce y arrastra masas. Tiene magnetismo. Posee el ángel de la autenticidad. Suena, huele y sabe a verdadero. Más que cualquier estrella del cine o de la música. Más que cualquier astro del fútbol. Los organizadores hablaban de más de un millón de personas, casi millón y medio.
Y allí, in situ, la marea humana impresionaba y casi asustaba. De todas las edades, con predominio juvenil, lógicamente. Y de todos los países del mundo, como revelan banderas y bufandas. Una Babel unida por las camisetas de la jmj, que explica el vínculo que une a todos los forofos: la misma fe.
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