ISAÍAS 66, 10-14
Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis,
alegraos de su alegría lo que por ella llevasteis luto;
mamaréis de sus pechos
y os saciaréis de sus consuelos
y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
porque así dice el Señor:
yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz,
como un torrente en crecida las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo,
en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará en sus siervos.
El fragmento está tomado de la tercera y última parte del libro, bastante parecida a la segunda. Esta parte contiene denuncias proféticas contra la idolatría, al estilo general de muchos profetas, y varios poemas apocalípticos, algunos en tonos positivos, como el que hoy leemos, y otros amenazadores contra los enemigos de Yahvé. Estos poemas, en conjunto...
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