“Sono Martini rosso, non Martini bianco“, dijo, haciendo un chiste con el color de la bebida y de las sotanas de cardenal y de papa, cuando entró en el Cónclave. Teníaaspecto y porte de príncipe italiano del Piamonte, pero un corazón sapiencial de sacerdote, que amaba igualmente a Dios y a sus creaturas y que se adelantó a su tiempo en sus intuiciones eclesiales.
Podría haber llegado a ser un gran papa. Pero diversas circunstancias se lo impedían. Primero, sin duda el hecho de ser jesuita, una orden que marca mucho en la Iglesia. Pero sobre todo porque los tiempos, después de Juan Pablo II, y el electorado cardenalicio que había dejado nunca se lo hubieran permitido...
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