lunes, 20 de julio de 2015

La pastoral del abrazo del Papa Francisco por Victor Codina sj


Forma parte de la dimensión encarnatoria de la salvación y de la gracia


"Abrazos tiernos y fuertes a la vez, sin palabras, como los de Jesús a los niños de Palestina"


(Víctor Codina sj, Bolivia).- Por pastoral se entiende el cuidado de los fieles cristianos por parte de sus pastores para encaminarlos a la plena salvación del Reino de Dios; por esto podemos hablar de diversos métodos pastorales. En primer lugar hay que señalar la importancia de la palabra, oral o escrita, para anunciar el evangelio del Señor.
Pero junto a la palabra hay que añadir las imágenes y los signos sacramentales que hablan a nuestros sentidos. Y no podemos olvidar la música y los modernos medios de comunicación con todas las variedades informáticas recientes.
Sin embargo el Papa Francisco ha añadido a estos métodos pastorales un camino pastoral nuevo: la pastoral de los gestos significativos y en concreto la pastoral del abrazo.
Desde comienzos de su pontificado Francisco ha realizado gestos muy significativos (no residir en los Palacios apostólicos vaticanos, vestir y viajar sencillamente, ir a Lampedusa...), pero sobre todo ha ido abrazando a niños y enfermos, a ancianos y a mendigos, a gente con diferentes capacidades físicas, a emigrantes africanos y asiáticos...
Y en su reciente viaje a América Latina ha abrazado, además, a hombres y mujeres privados de libertad y a todos los que se le han acercado para manifestarle su testimonio y sus peticiones. Son abrazos tiernos y fuertes a la vez, sin palabras, como los abrazos de Jesús a los niños de Palestina, o como el abrazo de padre de la parábola a su hijo que llegaba a casa destrozado y dolorido.
La Iglesia quiere manifestarse de este modo, como una madre cariñosa no como una institutriz regañona que con su dedo alzado amenaza a todos los que se han desviado del buen camino...Como dijo Juan XXIII en la inauguración del Concilio Vaticano II, en nuestro tiempo la Iglesia prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad.
No hay que ser especialmente culto o profesional para descubrir que el abrazo expresa cercanía, afecto, cariño, solidaridad, empatía, amor. El abrazo es sin duda algo común en la familia y en la sociedad, pero cuando se realiza en el ámbito religioso expresa con gestos concretos el amor y benevolencia de Dios Padre a sus hijos e hijas, sea cual sea su situación física, cultural, social o moral. Es un abrazo que anticipa el abrazo eterno del Padre a sus criaturas al final de los tiempos.
Por esto Francisco no se limita a hablar de los pobres o a optar por ellos, sino que se acerca a los pobres y los abraza. No es simplemente un abrazo pastoral sino algo más profundo, la pastoral del abrazo. Es un abrazo que tiene un profundo sentido profético de denuncia de un sistema que descarta y excluye. Por esto Francisco abraza sobre todo a los que no tienen quien les abrace, a los solos, a los marginados, a los descartados, a los heridos del camino. Y a estos les manifiesta la ternura y el cariño de Dios.
Seguramente la pastoral de abrazo necesita complementarse con otras mediaciones pastorales, pero es con seguridad el camino pastoral más impactante, en muchos casos el más necesario y el único posible cuando las palabras y los gestos son incapaces de expresar algo muy profundo. Los sectores populares son quienes mejor captan este tipo de pastoral. En cambio, el hermano mayor de la parábola no comprendió por qué su padre abrazaba al hijo descarriado.
El abrazo pastoral forma parte de la dimensión encarnatoria de la salvación y de la gracia. Dios no accede a nosotros a través de una especie de fluidos etéreos e invisibles, sino a través de mediaciones sensibles, físicas, corporales, sacramentales. El abrazo pastoral es como un sacramento que expresa la dignidad de cada persona y el amor misericordioso del Padre, que se nos ha revelado en Jesús y que el Espíritu actualiza en la historia.
Y por esto no basta el abrazo litúrgico de la paz en la eucaristía, hay que salir a la calle y abrazar al pobre, al enfermo, a la mujer abandonada, al anciano desamparado, al privado de libertad. Como afirma el Papa Francisco, en el abrazo al pobre estamos abrazando la carne de Cristo.
Francisco, en su reciente viaje por América Latina, ha intensificado sus abrazos y a través de esta pastoral del abrazo nos ha acercado la presencia y la ternura de Dios. Con sus abrazos nos ha manifestado y expresado el abrazo de Dios a su pueblo Y nos ha abierto un camino pastoral para que nosotros hagamos lo mismo: la pastoral del abrazo. ¿Seremos capaces de seguirla?
RD

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