lunes, 6 de julio de 2015

Fco. en Misa multitudinaria en el Parque Samanes de Guayaquil. Video completo de lo sucedido y texto de la homilía del Papa

Francisco: "La familia constituye la gran riqueza social, que debe ser ayudada y potenciada"


"María es madre", hizo repetir el Papa a miles de fieles en Guayaquil


"En la familia, la fe se mezcla con la lecha materna y los milagros se hacen con lo que hay"


(José M. Vidal).- Misa de multitudes del Papa en Guayaquil, la "perla del Pacífico", en la inmensidad del Parque Samanes, que acoge a unas 600.000 personas. El Papa Francisco, ante esta marea humana, ensalza a María, intercesora ante el Hijo en las bodas de Caná. Y lanza un canto a la familia, que es "una gran riqueza social", la primera escuela, el primer hospital y la primera iglesia, donde "la fe se mezcla con la leche materna".
"Arriba corazones, ya viene el papamóvil", dicen los speakers. Y llega el Papa en su pequeño automóvil a una inmensidad de parque. "Francisco en Guayaquil, quedáte siempre aquí", gritan los animadores. "Francisco, amigo, estoy haciendo lío", añaden. Y "arriba las banderas".
Y el coro canta: "Bienvenido, Santo Padre, mensajero del Señor". Antes de la llegada del Papa, la animadora, entre canto y canto, señala que, para comulgar, hay que guardar al menos una hora de ayuno y que se comulgue con el debido respeto, a la hora de hacerlo.
El altar, coronado por una cruz con los colores blanco y amadillo del Vaticano. Elegante, pero recargado, al estilo ecuatoriano y al estilo litúrgico del arzobispo de lugar, monseñor Arregui, del Opus Dei. Incluso la casulla papal bordada en oro. Y la sede, un tanto fastuosa, con partes dorados.
En el centro del altar una curz con un Cristo realista. A la derecha, un gran cuadro de la Virgen con el niño en brazos.
Libro del Eclesiástico: "Hijo, cuida de tu padre en su vejez, aunque chochee...El bien hecho al padre no quedará en el olvido"
Lectura de San Pablo: "Mujeres respeten la autoridad de sus maridos...padre sno exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman".
Se canta el pasaje evangélico de las bodas de Caná.
Algunas frases del Papa
"La preocupación de María convertida en súplica"
"Afán de Jesús por enseñar, acompañar y sanar"
"Las bodas de Canás e repiten con cada familia, con cada generación"
"María está atenta en esas bodas"
"Se da cuenta de que falta el vino"
"Elvino es signo de alegría, de amor y de abundancia"
"Muchos jóvenes perciben que en sus casas ya no hay de ese vino"
"Cuánta mujer se pregunta cuándo el amor se fue y se escurrio de su vida"
"Cuantos ancianos se sienten arrinconados y sin beber del amor cotidiano"
"La carencia de se vino puede ser la falta de trabajo"
"María no es una madre reclamadora ni una suegra que vigila para alegrarse de neustros errores"
"María es madre, atenta y solícita"
"María es madre. Díganlo conmigo. Otra vez. Otra vez"
"María reza, va a jesús. No va al mayordomo"
"María apresura la hora de Jesús"
"María enciende la esperanza. Nuestras preocupaciones también son preocupaciones de Dios"
"Rezar nos hace trascender l que nios duele o lo que nos agita"
"La familia es una escuela"
"María actúa"
"El servicio es el criterio del verdadero amor"
"El que ama sirve. En la familia nos hacemnos por amor servidores unos de otros"
"En la familia, nadie es descartado. Todos valen lo mismo"
"Una vez a mi mamá le preguntaron a cuál de sus cinco hijos quería más. Ella dijo: Como los dedos. Si me pinchan éste me duele lo mismo que si me pinchan el otro"
"En la familia nadie es descartado. Todos se quieren como son"
"Se aprende también a pedir perdón, cuando hacemos algún daño o nos peleamos".
"En toda familia hay peleas, el problema es pedir perdón después"
"La familia es el hospital más cercano"
"La familia es la primera escuela de los niños"
"La familia constituye la gran riqueza social, que debe ser ayudada y potenciada"
"La familia también forma una pequeña iglesia"
"En la familia, la fe se mezcla con la lecha materna"
"Experimentando el amor de los padres, se siente más cercano el amor de Dios"
"En la familia, lso milagros se hacen con lo que hay, con lo que somos"
"El vino nuevo nace de las tinajas de purificación, del lugar donde todos habían dejado su pecado"
""En la familia nada se descarta"
"Sínodo, para encontrar soluciones a las dificultades de la familia"
"Incluso lo impuro, Dios lo pueda transformar en milagro"
"La familia hoy necesita de este milagro"
"Hay un detalle final no menor: gustaron el mejor de lso vinos, el mejor de los vinos está por ser tomado"
"Loa má slindo para la familia está por venir"
"En la familia, hay que arriesgarse al amor y a amar"
"Aunque todas las estadísticas digan lo contrario"
"El mejor vino está por venir"
"Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino"
"Jes´su quiere derrochar el mejor de los vinos con aquellos que sienten que se le han roto todas las tinajas"
Texto íntegro de la homilía papal
El pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar es el primer signo portentoso que se realiza en la narración del Evangelio de Juan. La preocupación de María, convertida en súplica a Jesús: «No tienen vino» y la referencia a «la hora» se comprenderá, en los relatos de la Pasión.
Está bien que sea así, porque eso nos permite ver el afán de Jesús por enseñar, acompañar, sanar y alegrar desde ese clamor de su madre: «No tienen vino».
Las bodas de Caná se repiten con cada generación, con cada familia, con cada uno de nosotros y nuestros intentos por hacer que nuestro corazón logre asentarse en amores duraderos, fecundos y alegres. Demos un lugar a María, «la madre» como lo dice el evangelista. Hagamos con ella el itinerario de Caná.
María está atenta en esas bodas ya comenzadas, es solícita a las necesidades de los novios. No se ensimisma, no se enfrasca en su mundo, su amor la hace «ser hacia» los otros. Y por eso se da cuenta de la falta de vino. El vino es signo de alegría, de amor, de abundancia. Cuántos de nuestros adolescentes y jóvenes perciben que en sus casas hace rato que ya no lo hay. Cuánta mujer sola y entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, se escurrió de su vida. Cuántos ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta de sus familias, arrinconados y ya sin beber del amor cotidiano. También la carencia de vino puede ser el efecto de la falta de trabajo, enfermedades, situaciones problemáticas que nuestras familias atraviesan. María no es una madre «reclamadora», no es una suegra que vigila para solazarse de nuestras impericias, errores o desatenciones. ¡María es madre!: Ahí está, atenta y solícita.
Pero María acude con confianza a Jesús, María reza. No va al mayordomo; directamente le presenta la dificultad de los esposos a su Hijo. La respuesta que recibe parece desalentadora: «¿Qué podemos hacer tú y yo? Todavía no ha llegado mi hora» (Jn 2,4). Pero, entre tanto, ya ha dejado el problema en las manos de Dios. Su premura por las necesidades de los demás apresura la «hora» de Jesús. María es parte de esa hora, desde el pesebre a la cruz. Ella que supo «transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura» (Evangelii gaudium, 286) y nos recibió como hijos cuando una espada le atravesaba el corazón, nos enseña a dejar nuestras familias en manos de Dios; rezar, encendiendo la esperanza que nos indica que nuestras preocupaciones son también preocupaciones de Dios.


Rezar siempre nos saca del perímetro de nuestros desvelos, nos hace trascender lo que nos duele, nos agita o nos falta a nosotros mismos y ponernos en la piel de los otros, en sus zapatos. La familia es una escuela donde la oración también nos recuerda que hay un nosotros, que hay un prójimo cercano, patente: vive bajo el mismo techo, comparte la vida y está necesitado.
María, finalmente, actúa. Las palabras «Hagan lo que Él les diga» (v. 5), dirigidas a los que servían, son una invitación también a nosotros, a ponernos a disposición de Jesús, que vino a servir.
La familia es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos. La familia constituye la gran «riqueza social», que otras instituciones no pueden sustituir, que debe ser ayudada y potenciada, para no perder nunca el justo sentido de los servicios que la sociedad presta a los ciudadanos. En efecto, estos no son una forma de limosna, sino una verdadera «deuda social» respecto a la institución familiar, que tanto aporta al bien común de todos.
 El servicio es el criterio del verdadero amor. Y esto seaprende especialmenteenla familia, donde nos hacemos servidores por amor los unos de los otros. En el seno de la familia,nadie es descartado; allí «se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir"gracias" como expresiónde una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, yapedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeñosgestos de sincera cortesía ayudan aconstruir una cultura de la vida compartiday del respeto a lo que nos rodea»(Laudato si',213). Lafamilia es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para losjóvenes, el mejorasilo para los ancianos. La familia constituye lagran «riqueza social», que otras instituciones no pueden sustituir, que debe ser ayudaday potenciada,para no perder nunca eljusto sentido de los servicios que la sociedad presta a los ciudadanos. Enefecto, estos no son una forma de limosna, sino una verdadera«deuda social»respecto a lainstitución familiar, que tanto aporta al bien común de todos.
La familia también forma una pequeñaIglesia, una«Iglesia doméstica»que, junto con lavida, encauza la ternura yla misericordia divina.En la familia la fe se mezcla con la leche materna:experimentando el amorde los padres se siente cercano elamor de Dios.
Y en la familia los milagros se hacen con lo que hay, con lo que somos, con lo que uno tienea mano... muchas vecesno es el ideal, no es lo que soñamos, ni lo que«debería ser».El vino nuevo de las bodas de Caná nace de las tinajas de purificación, es decir, del lugar donde todos habíandejado su pecado...«donde abundó el pecado, sobreabundó lagracia»(Rm5,20). En la familia de cada uno de nosotrosyen la familia común que formamos todos, nada se descarta, nada es inútil. Poco antes de comenzarelAño Jubilar de la Misericordia, laIglesiacelebraráel Sínodo Ordinario dedicado a las familias, para madurar un verdadero discernimiento espiritualyencontrar solucionesconcretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia debe afrontaren nuestrosdías. Les invito a intensificar su oración por esta intención, para que aunaquello que nos parezcaimpuro, nos escandaliceo espanta, Dios-haciéndolo pasar por su«hora»-lo pueda transformar enmilagro.
Todo comenzó porque«no tenían vino», y todo se pudo hacer porque una mujer-la Virgen-estuvo atenta, supo poner en manos de Dios sus preocupaciones, yactuó con sensatezy coraje. Perono es menor el dato final: gustaron el mejor de los vinos. Y esa es la buena noticia: el mejor delosvinos está por ser tomado, lo más lindo, profundo y bello para lafamilia está por venir.
Está porvenir el tiempo dondegustamos el amor cotidiano, donde nuestros hijos redescubren el espacio quecompartimos, y los mayores están presentes en el gozo decada día. El mejor de los vinos está porvenir para cada persona que se arriesga al amor. Y está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellosque hoy ven derrumbarsetodo. Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vinoestá por venir,y susúrrenselo a los desesperados o desamorados.Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los quesólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrocharel mejor de los vinosconaquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas.
Como María nos invita, hagamos«lo que él nosdiga»yagradezcamos que en este nuestro tiempo y nuestra hora, el vino nuevo, el mejor, nos haga recuperarel gozo de ser familia.
RD

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