El Papa aboga por la reconciliación en su primer discurso en Sri Lanka
“Todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos; todos han de tener voz”
(Jesús Bastante).- Francisco ya está en Colombo. La capital de la antigua Ceilán, hoySri Lanka, recibió con un día soleado al Papa de las periferias. Atrás quedaron nueve horas de vuelo, en las que se sobrevoló Albania, Grecia, Turquía, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Omán e India. Al paso de cada uno de estos estados, la Santa Sede envió telegramas de saludo y bendición del Santo Padre.
El avión del Pontífice aterrizó con exquisita puntualidad, a las 4,27 hora española (8,57 en Colombo). Una mañana soleada y una comitiva numerosa y colorida, en la que destacaba un elefante envuelto en los colores de la bandera del país.
En el aeropuerto "Bandaranike" le esperaba el nuevo presidente del país (las elecciones fueron el 8 de enero), Maithripala Sirisena, así como el cardenal Malcolm Ranjith, arzobispo de Colombo, el Nuncio del país, los obispos de Sri Lanka y un grupo de fieles, entre los que destacaban numerosos niños. Dos de ellos le entregaron una corona de flores con los colores vaticanos, y la pequeña se inclinó para besar los pies del peregrino recién llegado.
Centenares de danzantes cingaleses animaron el recorrido de la comitiva desde la escalerilla al lugar donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida. El rostro del Papareflejaba el cansancio de un duro viaje, pero también la alegría por el encuentro con el pueblo de Sri Lanka, un pequeño país, con una pequeña Iglesia, activa y esperanzada ante la llegada del sucesor de Pedro. La humedad en el ambiente también afectaba al modo de respirar de Bergoglio, quien sin duda sufrirá el necesario acoplamiento al clima local.
Tras los himnos y las salvas en honor al recién llegado, el presidente Sirisena dio la bienvenida al Papa a Sri Lanka. "Para mí es especialmente emocionante, pues es mi primera recepción como presidente", señaló Sirisena, quien incidió en que su gobierno trabajará por la paz y la reconciliación en el país, denunciando la violencia en nombre de la religión. "Le pedimos que rece por la paz, la prosperidad y el desarrollo de la gente de nuestro país. Gracias"
En su discurso, el Papa destacó la "diversidad" de religiones y culturas en el país, "la perla del Océano", y felicitó a Sirisena por su reciente elección. Agradeció también la presencia de miembros de otras religiones. "Mi visita es fundamentalmente pastoral", apuntó, deseando "rezar con los católicos de esta isla".
"Pero mi visita sirva para expresar el amor por todos los habitantes de Sri Lanka. Los católicos somos activos participantes en la vida de la comunidad", y reclamó seguir trabajando por la reconciliación entre todos los sectores religiosos y étnicos del país.
"Una tragedia constante en nuestro mundo es que tantas comunidades estén en guerra entre sí", subrayó Francisco, quien denunció que "la incapacidad para conciliar diferencias y desacuerdos, ya sean antiguos o nuevos, ha dado lugar a tensiones étnicas y religiosas, acompañadas con frecuencia por brotes de violencia"
Durante muchos años, prosiguió el Pontífice, "Sri Lanka ha conocido los horrores de la contienda civil, y ahora trata de consolidar la paz y curar las heridas de esos años. No es tarea fácil superar el amargo legado de injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto".
En este punto, el Papa se mostró "convencido de que los creyentes de las diversas tradiciones religiosas tienen un papel esencial en el delicado proceso de reconciliación y reconstrucción que se está llevando a cabo en este país".
"Para que el proceso tenga éxito, todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos; todos han de tener voz. Todos han de sentirse libres de expresar sus inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones y sus temores. Pero lo más importante es que todos deben estar dispuestos a aceptarse mutuamente, a respetar las legítimas diferencias y a aprender a vivir como una única familia".
Y es que, "la diversidad ya no se ve como una amenaza, sino como una fuente de enriquecimiento". Para Francisco, el camino "hacia la justicia, la reconciliación y la armonía social se ve con más claridad aún". Una reconstrucción del país, que ha de tener en cuenta especialmente "la promoción de la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la plena inclusión de cada miembro de la sociedad".
"Tengo la esperanza de que los líderes políticos, religiosos y culturales de Sri Lanka, considerando el bien y el efecto positivo de cada una de sus palabras y actuaciones,contribuirán de manera duradera al progreso material y espiritual del pueblo de Sri Lanka", concluyó Bergoglio.
Este fue el discurso del Papa
Señor Presidente
Distinguidas Autoridades del Gobierno
Eminencia, Excelencias
Queridos amigos
Quiero agradecerles su cordial recibimiento. He deseado mucho esta visita a Sri Lanka y pasar estos días junto a ustedes. Sri Lanka es conocida como la Perla del Océano Índico por su belleza natural. Pero es aún más importante que esta isla sea célebre por la calidez de su gente y la rica diversidad de sus tradiciones culturales y religiosas.Señor Presidente, le expreso mis mejores deseos en su nueva responsabilidad. le agradezco su invitación a visitar Sri Lanka y sus palabras de bienvenida.Saludo a los distinguidos miembros del Gobierno y autoridades civiles que nos honran con su presencia. Agradezco especialmente la presencia de los distinguidos líderes religiosos, que desempeñan un papel tan importante en la vida de este país. Y naturalmente, quisiera expresar mi agradecimiento a los fieles, al coro, y a todas las personas que han contribuido a hacer posible esta visita. Agradezco de corazón a todos su amabilidad y hospitalidad.Mi visita a Sri Lanka es fundamentalmente pastoral. Como Pastor universal de la Iglesia católica, he venido para conocer, animar y rezar con los fieles católicos de esta isla. Un momento culminante de esta visita será la canonización del beato José Vaz, cuyo ejemplo de caridad cristiana y respeto a todas las personas, independientemente de su raza o religión, sigue siendo una fuente de inspiración y enseñanza en la actualidad.Pero mi visita también quiere expresar el amor y preocupación de la Iglesia por todos los ciudadanos de Sri Lanka, y confirmar el deseo de la comunidad católica de participar activamente en la vida de esta sociedad. Una tragedia constante en nuestro mundo es que tantas comunidades estén en guerra entre sí.La incapacidad para conciliar diferencias y desacuerdos, ya sean antiguos o nuevos, ha dado lugar a tensiones étnicas y religiosas, acompañadas con frecuencia por brotes de violencia.Durante muchos años, Sri Lanka ha conocido los horrores de la contienda civil, y ahora trata de consolidar la paz y curar las heridas de esos años. No es tarea fácil superar el amargo legado de injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto. Esto sólo se puede conseguir venciendo el mal con el bien (cf. Rm 12,21) y mediante el cultivo de las virtudes que favorecen la reconciliación, la solidaridad y la paz.El proceso de recuperación debe incluir también la búsqueda de la verdad, no con el fin de abrir viejas heridas, sino más bien como un medio necesario para promover la justicia, la recuperación y la unidad.Queridos amigos, estoy convencido de que los creyentes de las diversas tradiciones religiosas tienen un papel esencial en el delicado proceso de reconciliación y reconstrucción que se está llevando a cabo en este país.Para que el proceso tenga éxito, todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos; todos han de tener voz. Todos han de sentirse libres de expresar sus inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones y sus temores. Pero lo más importante es que todos deben estar dispuestos a aceptarse mutuamente, a respetar las legítimas diferencias y a aprender a vivir como una única familia.Siempre que las personas se escuchan unos a otros con humildad y franqueza, sus valores y aspiraciones comunes se hacen más evidentes. La diversidad ya no se ve como una amenaza, sino como una fuente de enriquecimiento.El camino hacia la justicia, la reconciliación y la armonía social se ve con más claridad aún. En este sentido, la gran obra de reconstrucción debe abarcar no sólo la mejora de las infraestructuras y la satisfacción de las necesidades materiales, sino también, y más importante aún, la promoción de la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la plena inclusión de cada miembro de la sociedad.Tengo la esperanza de que los líderes políticos, religiosos y culturales de Sri Lanka, considerando el bien y el efecto positivo de cada una de sus palabras y actuaciones, contribuirán de manera duradera al progreso material y espiritual del pueblo de Sri Lanka.Señor Presidente, queridos amigos, les doy las gracias una vez más por su acogida. Que estos días que pasaremos juntos sean días de amistad, diálogo y solidaridad. Invoco la abundancia de las bendiciones de Dios sobre Sri Lanka, la Perla del Océano Índico, y rezo para que su belleza resplandezca en la prosperidad y la paz de todos sus habitantes.
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