LA VERGÜENZA DE JESÚS
Por José María Maruri, SJ
1. - La trasgresión es clara. La acusada no se defiende. La ley es tajante. Jesús ha venido aquí a cumplir la ley, no a abolirla. Jesús cogió una piedra y la tiró sobre la adúltera y tras ella una lluvia de piedras acaba con la vida de esa mujer. Si el Evangelio de hoy hubiera tenido este final, allí hubiera abortado el cristianismo.
2. - Jesús oye la acusación y se le van los ojos al suelo.
--Jesús siente vergüenza ajena, porque sabe la vida de pecado de los acusadores.
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