DIOS, AMOR Y VIDA
Por José María Maruri, SJ
1.- Aquel pobre anciano mira al cielo tachonado de millones de estrellas. Mientras que a sus pies una brisa suave mueve infinitos granos de arena del desierto. Estrellas y arena son símbolos de los descendientes sin límites de Abrahán.
Abrahán se aferra con desesperada esperanza a la promesa de su buen Dios, de que en Isaac su descendencia se multiplicará para siempre. El viejo nómada nunca pensó que su Dios, creador de estrellas y arenas, era como los de otras tribus, que exigen el sacrificio del primogénito. No puede creerlo, ni puede ser porque Dios se contradice entre su mandato y su promesa... por eso Dios proveerá...
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