En La Habana, en la Plaza de la Revolución y ante 400 mil fieles, el Papa subraya: «Queridos amigos, no vacilen en seguir a Jesucristo»
GIACOMO GALEAZZILA HABANA
«Queridos amigos, no vacilen en seguir a Jesucristo [...]Cuba y el mundo necesitan cambios», subraya con fuerza Benedicto XVI en la Plaza de la Revolución de La Habana, escenario tradicional de lúgubresdesfiles armados de corte soviético. Hoy, en cambio, parece una Jornada Mundial de la Juventud, una JMJ caribeña marcada por los cantos religiosos y por los muchachos de las parroquias que llevan guitarras en lugar de fusiles. Los cambios, insiste el Papa, «darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad». Con una exhortación que parece un manifiesto para la Cuba del mañana: solo Cristo « puede destruir la tiniebla del error», dijo Benedicto XVI e invitó a que los cubanos sean«testigos de la caridad, que responde al mal con el bien
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