martes, 28 de febrero de 2012

REFLEXIONES ACERCA DE LOS 50 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II

“Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo…” Jn 3, 16
MIGUEL ESQUIROL VIVES, esquirolrios@gmail.com
COCHABAMBA (BOLIVIA).

ECLESALIA, 27/02/12.- En la Iglesia católica el año 1962 se dio un tsunami catastrófico para algunos y un suceso de suma importancia para otros. Suceso ya esperado por éstos y despreciado o por lo menos menospreciado por aquellos.

Quizás, como han dicho muchos, el problema de nuestra querida Iglesia viene desde la época constantiniana, cuando la jerarquía eclesiástica pasó de una situación de persecución y martirio a un status de libertad y nobleza, equiparable a la de los grandes señores de la época.

Fueron tiempos en que la preocupación de las autoridades eclesiásticas estaba primordialmente en la doctrina con sus dogmas, más que en el seguimiento de la vida del maestro, aquel camino que nos ofrecen los evangelios de sencillez y de compasión por los que sufren y aquel deseo de Jesús por el reino de Dios o transformación de este mundo, en el cual quien ha recibido más sirva y no sea servido y en el que el respeto a la dignidad de las personas sea para todos, pero sobre todos para los que por la sociedad ha considerado menos dignos, los más olvidados y excluidos.

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