Sam Sawyer y Paddy Gilger, de la revista "America" de la Compañía
Hablan con RD sobre la Congregación General y la situación de la Compañía
(Cameron Doody).- La revista y web jesuitaAmerica es quizás el medio católico más respetado de Estados Unidos. Sus 107 años de historia y decenas de miles de seguidores en las redes sociales dan fe de su prestigio.Religión Digital habló con dos de sus editores para recabar sus opiniones sobre laCongregación General en fase ya de elegir a un nuevo Superior jesuita y qué significa ser miembro de la Compañía hoy, a la "sombra" de su hermano carísmatico, el Papa Francisco.
Sam Sawyer, sj, es editor ejecutivo y director de estrategia digital para America. Paddy Gilger, sj, es editor del medio para arte y cultura, además de ser un estudiante de posgrado en la New School for Social Research. Ambos amablemente accedieron a hablar con RD en dos conservaciones diferentes en línea, extractos de los cuales publicamos a continuación.
Sobre las llamadas que el Señor está haciendo a los Jesuitas hoy:
Sam: En las conversaciones (a nivel provincial) en las que he estado involucrado, una de las maneras en las que hemos oído esto ha sido como una llamada a encarnar una profundidad mayor en todo lo que la Compañía hace. Como testigos más profundos de la vida religiosa: del modo en el que la vida religiosa es transformativa, en el que la vida consagrada está dedicada a servir a toda la Iglesia al ser un referente, un testigo activo hacia la llamada de los Evangelios, y la llamada del Reino. Asimismo, dentro de la prioridad apostólica en la que nos encontremos, hubo conversaciones sobre algunas de las fronteras a las que estamos mirando. La Compañía ha estado enfocada intensamente, a nivel universal, en cuestiones cómo en qué manera podemos evangelizar a China de manera más efectiva: cómo podemos llegar a algunos de los lugares a los cuales la Iglesia no puede llegar fácilmente.
Con el Papa Francisco, preguntas como, en qué manera podemos llegar con mayor efectividad, como un cuerpo universal, a estar presentes en las necesidades de los países más pobres y en vías de desarrollo del mundo. Con los efectos económicos de la globalización en los márgenes: ¿cómo podemos llegar a estas personas más eficazmente? La crisis de los refugiados... Y también otro tema que sé que surgió frecuentemente en las conversaciones fue una llamada a la justicia y a un análisis moral de la manera en la que estamos tratando al medio ambiente, tal y como el Papa Francisco apuntó en Laudato Si'. Así que son más de tres cosas, y son temas amplios, pero creo que ese es el camino en el que la conversación se desarrolló. Este enfásis en la profundidad, la integridad, y un compromise realmente radical desde nuestro testimonio como religiosos consagrados, y después una mirada a cómo podemos usar los dones que se nos ha dado -en esa profundidad y desde nuestro testimonio religioso- para llegar a esas áreas fronterizas.
Paddy: La manera más sencilla de resumirlo es que estamos llamados a estar en los márgenes en todas las formas. De donde viene eso es de la profundidad de nuestro carisma. ¿Cuál es el carisma jesuita, realmente? Quizá esto sea una exageración pero en realidad yo pienso que nuestro charisma consiste en tomarse la Encarnación realmente en serio. Cuanto más en serio se la tome, creo, más se terminará pareciendo a lo que hacemos. Es una espiritualidad que es como nuestra espiritualidad: ganas de ir a cualquier sitio, flexibilidad, y confianza en que, dondequiera que vayamos, Dios ya estará activo allí. Nuestro trabajo consiste en mirar muy de cerca y prestar atención, cuidadosamente pero con mucha energía, a cómo debemos conectar con lo que ya está sucediendo y ayudar a que se abra aún más, de manera más profunda. El objetivo es construir el Reino. Como en el evangelio de Juan: "Estoy todavía obrando en el mundo". Así que ese es nuestro cometido: ayudar al Señor que está aún obrando.
Sobre el trabajo que los Jesuitas están llamados a realizar en las "periferias":
Sam: En Occidente, en los lugares donde la Iglesia está más en casa de manera más automática, creo que hay también una cuestión de periferias existenciales en el encuentro con la cultura secular. Creo que el instinto jesuita -el instinto del Papa Francisco en el modo en el que él se ha aproximado a esta cuestión durante su papado- es que la frontera con el secularismo existe, primeramente, en cada uno de nuestros corazones. Ese es el primer lugar en el que la vamos a encontrar porque todos nosotros vivimos en un mundo donde la situación de las creencias religiosas es ahora complicada y ya no se puede dar por hecho. Y eso significa que encontrarla es tanto una cuestión de cómo nos comprometemos con ella nosotros mismos -cómo nos involucramos en las preguntas propias para poder entrar en diálogo con los que nos rodean- así cómo sobre articular algún tipo de explicación, o defensa, o prueba de que la fe es correcta. La primera frontera existencial consiste simplemente en entender cómo nos situamos con esa pregunta y en encontrar un lugar dónde podamos compartir preguntas antes de que intentemos demostrar que una respuesta u otra debería triunfar.
Paddy: Tenemos que continuar desafiándonos a nosotros mismos a estar con los que son más vulnerables. Lo que eso significa es, ahora mismo, estar con los refugiados, con la crisis de refugiados que se va incrementando cada vez más alrededor del mundo [...] Creo que nuestro trabajo es pensar profundamente y estar allí donde ellos están, con la gente que está enfrentándose con los problemas tan profundos del siglo XXI. Eso implica un ministerio presencial: significa ir y estar en las estaciones de tren con la gente de México, según van llegando, ayudándoles a conseguir comida, cuidándoles, rezando con ellos, oyendo sus confesiones, amándoles y haciéndoles saber que no se les ha olvidado [...] Implica construir una Iglesia que es capaz de responder en mayor profundidad a este tipo de cuestiones, una Iglesia que no está meramente preocupada con lo que nos pasa a nosotros. Que no es autorreferencial, aunque eso es lo que dice el Papa Francisco. Que no se está mirando al ombligo. Cuanto más preocupados estemos por la manera en la que la Encarnación está personficándose en el mundo, más eficazmente construiremos y seremos construidos en el proceso.
Sobre el desafío que el Papa Francisco lanzó a los Jesuitas en esta Congregación General a "remar mar adentro":
Sam: Con relación al secularismo contemporáneo, por mí yo noto una cierta llamada al núcleo del método jesuita de "Entremos, primero, en la experiencia". No asumamos que lo que estamos viendo en el secularismo actual es un rechazo, punto por punto, de las creencias religiosas tal y como han sido tradicionalmente propuestas. En vez de eso hay, en la actualidad, una suerte de nueva experiencia que necesita ser entendida y que entremos dentro para que, desde el interior, digamos qué nueva vida y luz ofrece el Evangelio aquí. Y ayudar a la gente a entenderlo.
Paddy: Podríamos hablar sobre eso de tres maneras distintas. Primeramente, creo que hay ocasiones - ahora mismo, la verdad - en las que las sociedades están llamadas a un nuevo compromiso con la profundidad intelectual: el ser capaz de ayudar a un mundo profundamente post-secular a entender el contexto dentro del cual la Iglesia vive, respira y tiene su existencia. La segunda manera es que estamos llamados a una nueva profundidad afectiva. Este es un don que la Compañía ha estado viviendo durante los últimos cincuenta o sesenta años: el redescubrimiento de los Ejercicios Espirituales después del Vaticano II. Creo que hemos hecho muy bien a medida que vayamos continuando a crecer con ello: eso es donde el Señor viviente conformará nuestras vidas. La tercera manera es que tenemos que lanzarnos a las profundidades en lo que se refiere a aquellos lugares en el mundo donde nadie más está dispuesto o sea capaz de ir.
Sobre la llamada del Papa Francisco a los Jesuitas para cultivar su don particular del discernimiento, para su beneficio particular y para el bien de la Iglesia en general:
Sam: Lo que estamos haciendo - al entrar, al ir a esos espacios culturales en las periferias - es intentar prestar atención honesta y abierta hacia lo que estamos experimentando y después discernir eso a la luz de la oración, a la luz de nuestra formación, de las tradiciones de la Iglesia, y mantener a estas dos cosas juntas [...] La creencia central que dirige ese discenimiento es que el espíritu de Dios está activo en el mundo. El espíritu de Dios ya ha sido - es - activo en el mundo, en los lugares a los que vamos a ir, incluso si no es reconocido explícitamente como tal todavía. Y por tanto la tarea del discernimiento consiste en descubrir, en prestar atención a, en empezar a cooperar con lo que el Espíritu de Dios está haciendo, no simplemente en descubrir cómo traer lo que el Espíritu de Dios ya ha hecho con nosotros y llevarlo a otro lugar, sino en ir allí y cooperar con lo que el Espíritu de Dios está haciendo.
Paddy: El discernimiento ocurre de maneras diferentes. Ocurre personalmente, entre un jesuita y su superior, pero también sucede - y creo que este tal vez sea el modo ideal - en una comunidad de hermanos. La Congregación General es el mejor ejemplo de esto que pueda imaginar. Quizá se haya podido ver algunas de las noticias en estos últimos días, de que los miembros de la Congregación hicieron recientemente el primer cambio de plan, cuando decidieron retrasar el acercamiento a la etapa de murmuratio. Es un cambio muy pequeño - no es gran cosa - pero al reflexionar sobre la manera en la que escribían sobre ello, y viendo un par de vídeos cortos sobre los hombres que hablaban sobre ello... viene con una gran sensación de regocijo. Dijeron que la decisión de esperar fue unánime. Todos mencionaron que "Es muy interesante, no empezamos de esta manera - al principio uno dijo esto y el otro dijo aquello - pero fuimos capaces de escuchar, y después todos empezamos a ir hacia allí, y fue una decisión unámime".
[...] Lo que esto realmente implica es una profunda confianza. Pienso en esto en relación a las elecciones en EEUU en estos meses. Parte del motivo por el cual son tan combativas es - la razón por la que nos tratamos tan mal - es porque hay muy poca confianza en la sociedad americana en las instituciones, la Iglesia incluida. No hay tanta confianza como le gustaría a uno ver entre la gente laica y la jerarquía eclesiástica. Hay muy poca confianza entre la gente en Estados Unidos y las instituciones mediáticas, entre los americanos y los partidos políticos - el partido Demócrata y el Republicano... No hay un sentido de capacidad de implicarnos en instituciones comunales que puedan traicionarnos o con las que no estemos en 100% de acuerdo, pero estamos viendo justo lo contrario en la Congregación General. No es que todo el mundo esté de acuerdo con todos los demás: es que hay un sentimiento profundo de confianza que hace que a la vez que nos movamos juntos por esto, estemos todos juntos, intentando remar hacia el mismo sitio. Es lo opuesto del tribalismo.
Sobre las cualidades que los delegados a la Congregación General buscarán en un nuevo Superior General:
Sam: Ciertamente un hombre con una abundancia de experiencia internacional. Un hombre que haya estado fuera de su cultura nativa y que haya sido capaz de servir bien a la Iglesia y a la Compañía en un espacio cultural diferente. Yo definitivamente buscaría a un hombre con una experiencia profunda y un compromiso en la ayuda a los pobres, a trabajar con gente no solo geográficamente sino también prácticamente marginalizados. Lo fundamental es que estamos buscando a un hombre de oración. Buscamos a un hombre que esté en contacto profundo con el Señor, y que sea capaz de responder a su llamada incluso en las situaciones más complicadas. Que haga preguntas y que tome decisiones que respondan al Señor incluso en momentos en los que ello sea difícil. Con esto vienen las cualidades de serenidad y calma: alguien que sea capaz de escuchar a una amplia variedad de puntos de vista y que no responda de manera precipitada.
Paddy: No estoy seguro, pero tengo algunas ideas. La clave está en que si confiamos en la acción del Espíritu Santo en esas conversaciones que la gente está teniendo y tendrá en estos momentos, durante los próximos días, comezará a emerger una especie de consenso sobre cuál es la necesidad fundamental de la Compañía. Sería un gran regalo, una verdadera alegría, tomar parte en esas conversaciones, pero - no pudiendo estar allí para ello - estoy profundamente convencido de que queremos a alguien capaz de unas cuantas cosas. Primeramente, queremos a un hombre de oración.
Lo que significa esto es una flexibilidad interna hacia el Espíritu Santo: ser capaz de hacer algo que sea radicalmente nuevo y desafiante, si eso es lo que hace falta. Tómese el discurso "Hombres para otros" que Arrupe dió a los universitarios graduados y donde dijo: "¿Os hemos llamado para la justicia? Porque si no lo hicimos, hemos fallado". Llegar a esta altura. Pero también alguien que sea flexible interiormente y capaz de prestar atención al modo en el que el Espíritu Santo está trabajando en las vidas de los hombres y mujeres en el mundo. Ese es un equilibrio complicado: saber qué hay que empujar y qué no. Creo que sería fantástico, personalmente, ver venir a alguien que tenga una profunda perspectiva periférica... si eso es lo que el Espíritu Santo quiere y si hay alguien capaz de ello. Creo que sería muy ilusionante. Pero esa no es la prioridad número uno.
Sobre el "secretismo" que rodea al "cónclave" Jesuita, en el sentido de la falta de una lista pública de Jesuitas "papables":
Sam: Como jesuita ¡yo más bien estoy orgulloso de ello! Y no orgulloso porque sea secreto: si se trata de que otros se han guardado bien el secreto se lo han guardado de mí también [...] Yo creo que la razón por la que no circula una lista de nombres es porque honestamente no hay ninguna lista de hombres. Simplemente no existe. Obviamente, cuando se busca a hombres con experiencia extensive de gobernancia en la Compañía -que hayan tenido oficio tal como ser Provincial, ser uno de los ayudantes oficiales en Roma- hay un universe más pequeño de gente. Ciertamente creo que es más probable que un Nuevo General emerja de estas filas. Sería muy extraño, por ejemplo, elegir a alguien que no hubiera sido un Superior o no hubiera tenido algún puesto de gobernancia en la Compañía. Simplemente porque parecería imprudente coger a alguien que nunca hubiera sido puesto a prueba en tal rol y darle responsabilidad por la Compañía entera. Por tanto sí hay una lista pero es una cuestión de cualificación acerca de quién se puede considerar. Y dentro de aquello no se consideraría, por ejemplo, a alguien que no pudiera manejarse en los idiomas necesarios. Alguien tiene que tener, simplemente, la capacidad para el papel.
La gente tiene una idea de quienes superan estas barreras como para candidatos posibles. Pero más allá de ello no creo que la gente entre con la idea de que "Debemos elegir a este" o "Hagamos campaña para este". Hablando con ex-Superiores y delegados que estuvieron en Congregaciones Generales previas que eligieron a Superiores General dicen "Entramos en la murmuratio no sabiendo nada, y lo que aconteció no es lo que necesariamente hubiéramos esperado". Yo en definitive no había oído discutirse el nombre de Adolfo Nicolás antes de la 35ª Congregación, y -aunque no estuve en la Compañía en aquel entonces- la gente dice que no se habló del nombre de Peter Hans Kolvenbach antes de la 33ª, cuando él salió elegido. Sí se sabía de ellos -se sabía que existían y que podrían ser candidatos- pero si es que figuraran en alguna lista. De verdad, yo creo que la carencia de una lista es esto. Los delegados no saben nada, por la manera en la que el proceso de elección está estructurado. Pero también porque una de las cosas que la formación jesuita hace determinada y consistemente es apartarnos de la ambición a puestos de autoridad dentro de la Compañía. Se nos forma para que no miremos a aquello como una escalera que subir. Como parte de esto decimos, medio de broma, que estos puestos no suponen mucha diversion al asumirlos.
Paddy: Me sorprendería mucho si hubiera campañas. Participé en la Congregación Provincial que eligió a nuestros delegados y de verdad, esto no pasa. ¡Es porque nadie quiere este trabajo! Los jesuitas que son elegidos para ir quieren estar sobre el terreno, que quieren estar allí al margen del trabajo que tienen que hacer [...] ¡No están buscando llamar la atención sobre ellos mismos! Es muy possible que la persona que es elegido tenga una personalidad muy grande [...] (aunque) Kolvenbach y Nicolás no eran así. Nicolás podia ser carismático pero ninguno era un Arrupe. Aunque tuviera una personalidad grande no será alguien que buscará los focos. Y sobre la cuestión de nombres posibles: esto es una cosa structural. Creo que la verdadera razón por la que no hay muchos nombre es porque las máquinas de chismes en la Iglesia son mucho menos influyentes en esto.
Sobre la posibilidad de que el nuevo Superior General emerja de las "periferias":
Sam: Me inclino a pensar que este es un momento en el que la Compañía querrá evaluar muy de cerca la posibilidad de que su liderazgo, su liderazgo central, sea compuesto por gente que viene más allá de los sitios donde históricamente los jesuitas han sido más fuertes. Respondiendo, al menos en parte, a los cambios demográficos: es verdad que la Compañía está creciendo no en los EEUU o en Europa sino en la India y África. Esto, junto con el enfoque en las periferias y el enfoque en cómo la Iglesia atiende a los que están en los márgenes de la globalización son indicios muy fuertes de que se tomará muy en seria la posibilidad de que el liderazgo, un candidato viable, provenga de allí. Creo que influirá en dónde la gente enfoca la Mirada, pero pienso que elegiremos al hombre y no a lo que el hombre represente.
Paddy: Creo que la conversación que la gente tendrá será ésta: ¿Debemos elegir a alguien de las periferias? ¿Será major para la Compañía? ¿Para la Iglesia de hoy? ¿Cuáles serían los dones que esto traería que sean únicos y que la gente necesite? Es una conversación que hay que tener. Tenemos que pensar en ello: si es importante, quién puede ser, quién conocemos, en qué debemos pensar... Pero no creo que se excluya a un hombre simplemente porque sea de Europa o de Norteamérica.
Sobre la "sombra" que proyecta el jesuita Francisco sobre la Compañía:
Sam: Francisco ha hecho que sea más fácil ser jesuita, a efectos prácticos, pero en términos espirituales lo ha hecho más exigente. Aquella lista de cualidades que el Superior General debe tener -que cada jesuita de forma individual debe aspirer a cultivar- el Papa Francisco es un ejemplo estupendo de muchas de ellas. Que esto esté en el escenario mundial todo el tiempo es muy animador, pero también, y hablando por mí, es muy difícil. No doy la talla todavía: no soy tan generoso, ni tan libre, y me gustaría serlo. Así que es un reto para mí, en mi vocación, en mi propia vida religiosa, a vivirla de forma más auténtica y más generosa. ¡No sé de dónde saca tanta energía! Me cansa intentar ponerme al tanto con lo que hace, pero él lo está haciendo.
Paddy: Francisco es increíble. Quizás conozcas el episodio. Dijo que tuvo un momento, en el cónclave, cuando empezó a hacerse claro que iba a ser elegido, cuando sintió una enorme carga de miedo y ansiedad, pero alguien se acercó a él y le dijo: "Acuérdate de los pobres". Empezó a pensar en los pobres, y dijo luego que experimentó una sensación inmensa de consolación: de libertad, dulzura y solicitud. Dijo que ha estado viviendo el resto de su papado en aquel momento de libertad. Me lo creo enteramente. Puedes ver a gente de la derecha y de la izquierda que quieren decir que es un politico ingenioso que está negociando entre bastidores para conseguir las cosas que tenía planeado de antemano. Pero creo que se equivocan: sí, es un politico excelente, pero no es porque tenga una agenda y engañe a la gente para que se apunten a ella. Simplemente está buscando a prestar atención al Espíritu Santo e intentando ayudar a la Iglesia a que lo aprenda a hacerlo también.
RD
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