
Ser  miembros 
de  CVX  implica 
ya  una  firme 
valentía  de  saber, 
sentir  y  creer 
que  otro mundo 
es posible,
y que la posibilidad del reino es tan seria y firme que es menester mantenernos
confiados en  esta 
caminata,  haciendo  lo  que  nos toca  para 
que  ello  sea 
verdad  como  seguidores 
de  un itinerario  que 
no  es  el 
nuestro  y  que 
es  mucho  mayor 
a  nosotros.  Ser 
creyente  en el  Cristo encarnado,  y 
por  lo  tanto 
ser  plenamente miembro  de 
CVX, implica  trabajar  todos los  días, 
en  lo sencillo  y 
en  lo  complejo 
de  nuestra  vida 
diaria,  en  busca 
de  que  la 
desesperanza  no 
tenga  la  última
palabra. Somos testigos, y hemos visto con nuestros propios ojos,
escuchado con nuestros oídos,
sentido con nuestro corazón, y vivido en carne propia la certeza de que la
vida prevalece, de que  donde 
abundó  el  pecado, 
sobreabunda  la gracia,  y 
de  que  nuestra 
fe  apunta,  siempre, 
hacia un
sentido de resurrección, a pesar de las difíciles circunstancias que nos ofrezca la
realidad
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario