TAMBIÉN A NOSOTROS NOS DECEPCIONA DIOS
Por José María Maruri, SJ
1.- ¡Dichoso quién no se siente defraudado por mí! ¿Sentía Juan la angustia por la decepción que se abría paso en su corazón? Motivos tenía Juan para sentirse decepcionado por Jesús. Juan sentía contento con disminuir con tal que Jesús creciera, pero las noticias que se filtraban a través de los gruesos muros de su prisión del Aqueronte eran que Jesús no tenía el menor deseo de crecer. Huía de los que le proclamaban Rey. Se decía siervo de los demás. Aconsejaba no ser como los Reyes y Señora de este mundo. Aquello, no era para creer. Era solo para disminuir.
* Juan había puesto en las manos de Jesús la hoz para la siega y Jesús hablaba de sementera. Le preocupaba la pequeña semilla que un día daría su fruto. La siega sería de otros.
* Juan le había profetizado con el bieldo con el bieldo en la mano separando el trigo y la paja. Y Jesús ni siquiera quería separar la cizaña del trigo. No quiere dividir a los hombres en buenos y malos. Come y vive con los etiquetados como pecadores. Se hacen discípulas suyas las públicas pecadoras.
* Juan ha prestado a Jesús un hacha para que corte de raíz los árboles podridos. Y Jesús dice que no quiere acabar de chascar la caña quebrada que ya se inclina casi sin vida al suelo.
* Juan, que se siente seguro del tiempo del Mesías, no sabe que pensar del modo con que el Mesías, Jesús, se presenta. Juan pregunta.
* Y Juan muere decapitado en la cárcel sin haber visto crecer a Jesús, pero confortado con sus palabras “dichoso el que no se decepciona de mi”.
2.- También a nosotros nos decepciona Dios.
-- Nos decepciona porque no castiga ante nuestros ojos a los que llamamos malos. Nos decepciona porque no participa en nuestra ira.
-- Nos decepciona cuando le pedimos un milagrito y no nos lo concede
-- Nos decepciona cuando vemos a los que llamamos buenos oprimidos por los malos. Nos decepciona porque no participa en nuestros resentimientos.
-- Nos decepciona cuando parece hacerse sordo a nuestras oraciones.
-- Cuantas veces sentimos ganas de enmendarle la plana, aunque no nos atrevamos a formularlo en palabras. Cuantas veces sentimos que Dios hubiera cometido menos errores si nos hubiera consultado a nosotros.
--Nos decepciona Dios porque nos hemos fabricado un Dios con nuestros mismos gustos, sentimientos, y aseveraciones. Y de esa manera Dios no sabe ser Dios, porque cuando nos hacemos un Dios demasiado semejante a nosotros, protector de nuestros gustos e intereses y amparador de nuestros colores políticos, hacemos de Dios una caricatura y fomentamos el ateísmo de los demás, que se avergüenzan de admitir, no un Dios verdadero, sino ese Dios que nosotros adoramos.
--Dios lleva muchos años opositando ante nuestro tribunal para conseguir una plaza de Dios... y no se la concedemos.
3.- “Mis planes no son vuestros planes, y mis caminos no son vuestros caminos”, nos dice el Dios verdadero.
--Vine a salvar al mundo y nací niño indefenso
--No nací en Roma sino en la desconocida Belén
-- Viví escondido 30 años en Nazaret, de donde nada bueno puede salir. Me gané el odio de los representantes del Dios verdadero y fui ejecutado como un malhechor.
“Mis caminos no son vuestros caminos
* Feliz el que no se decepciona de un dios distinto al que pensamos.
* Feliz el que apuesta por un dios que es amor
* Feliz el que a pesar de todo sigue confiando en un Dios Padre de todos que hace llover sobre justos y pecadores.
* Feliz el que no se decepciona de un Dios que ama a nuestros enemigos.
* Feliz el que con terror se lo juega todo a la carta de un Dios al que no entendemos.
Dejémosle a Dios ser Dios y no nos decepcionemos de lo que sea.
Betania
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