La esperanza
La vida es en gran parte un desierto. Es difícil caminar en ella, pero si confiamos en Dios, ella se convierte en una bella y amplia carretera. Nunca pierdas la esperanza, sigue creyendo, siempre, a pesar de todo. Cuando nos encontramos con un niño, aunque tengamos muchos problemas y dificultades, una sonrisa nos nace desde dentro, porque vemos a la esperanza frente a nosotros: un niño es una esperanza. En esta forma, podremos encontrar el camino de esperanza que nos lleva a Dios, ese Dios que se volvió un niño por nosotros. Él nos hará sonreir, Él nos regalará todo
Papa Francisco
Espacio sagrado
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