Con Amoris laetitia el Papa Francisco cierra un ciclo de
discernimiento sobre la familia que ha supuesto la realización de dos sínodos
(2014 y 2015), para actualizar la enseñanza de la Iglesia sobre el tema.
¿En qué consiste su novedad? Amoris laetitia es rica en la
descripción de situaciones, ofrece palabras nuevas a las más diversas personas,
recoge la experiencia pastoral de las últimas décadas y abunda en consejos de
gran sabiduría.
¿Cuál es la novedad de las novedades? La exhortación constituye un
perfeccionamiento doctrinal y pastoral, pero también un giro en el modo de
plantear la moral sexual y familiar católica.
Si hasta ahora la jerarquía eclesiástica había puesto el acento en la
doctrina, desde ahora habrá de tener más en cuenta la realidad de las personas
y de las familias. Especialmente los innumerables casos de sufrimiento y de
fracasos, merecen una palabra evangélica de acogida, de aliento y de
orientación. En las últimas décadas muchos han podido pensar que el Evangelio y
la doctrina son lo mismo. No lo son. En la Iglesia la doctrina constituye un
modo de traducir el Evangelio en enseñanzas concretas. El Papa Francisco quiere
sobre todo anunciar el Evangelio a las personas, a los matrimonios y a las
familias “reales”, y no tanto a las “ideales”.
El tono y el contenido de Amoris laetitia recuerda el anuncio que
Jesús hizo a todos del reino de Dios, especialmente a los pobres y los
marginados por no poder cumplir con los preceptos de la Ley. En la actualidad
estos son los niños abandonados, los ancianos sin hogar, las mujeres víctimas
de la violencia, los esposos traicionados, las personas que han fracasado en su
matrimonio, las segundas familias, los convivientes y tantos otros. Francisco ha
querido decirles que Dios los ama, que se amen, que sean responsables en sus
relaciones afectivas, que se arrepientan del daño que han podido causar a
otros, que crezcan como personas, y que cuenten siempre con la compañía
de los ministros de la Iglesia. El Papa no equipara las uniones del mismo sexo
a los matrimonios sacramentales, pero exige respeto y acogida a las personas
homosexuales.
La exhortación también es evangélica porque, como Jesús, propone altos
ideales y apela a la conciencia de las personas en la aplicación a casos
particulares complejos. Procura formar estas conciencias, pero jamás suprimir
la libertad con que los padres y los matrimonios deben discernir lo que en cada
circunstancia de la vida Dios pide para sacar adelante sus familias.
Esto es claro en temas como el control de natalidad y la comunión de los
divorciados vueltos a casar. En ambos casos Amoris laetitia mantiene la
enseñanza tradicional. Y en ambos la novedad consiste en subrayar la
responsabilidad de las parejas. ¿Cómo ejercer la paternidad responsable? Vean
los mismos matrimonios que métodos usar. ¿Podrán comulgar en misa los
divorciados vueltos a casar? Los episcopados tendrán que ver manera de
integrarlos lo más posible a la comunidad eclesial, acompañarlos en el
discernimiento de su situación y respetar sus decisiones. La propuesta es
válida para todos, pues la misericordia de la Iglesia no debiera excluir a
nadie.
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